11 agosto 2009

LA ENCRUCIJADA DE LA DESIGUALDAD


Lanusverde

Por el Prof. Alejandro Chitrángulo

LA ENCRUCIJADA DE LA DESIGUALDAD

Somos seis mil trescientos millones de personas que habitamos en este planeta. Apenas mil millones son, ciudadanos de los países desarrollados y acaparan el 80% de la riqueza mundial. Esta estremecedora afirmación es parte de un documento denominado “The inequality predicament” (La encrucijada de la desigualdad) emitido por la ONU.

Según el informe en las últimas cuatro décadas la renta per cápita de los países más ricos casi se triplicó. Entre los más pobres sólo creció un 25.94%. De 73 países con estadísticas confiables, entre 1950 y 2000 creció la desigualdad en 46 países, en 16 se mantuvo estable, y sólo se redujo en 9. El 86% todos los bienes de consumo del mundo se quedan en manos del 20% de la población mundial. Y el 20% de los más pobres del mundo se reparten apenas el 1.3% de esos bienes.

Como se reparte el capital

El mundo está repartido en más o menos 240 naciones. Los 20 países más ricos usan el 74% de las líneas telefónicas, mientras los demás sólo el 1.5%. Los 20 más ricos consumen el 45% de la carne y del pescado ofrecido por el mercado, y los 20 más pobres apenas el 5%. En materia de energía, los 20 países más ricos consumen el 58%, en tanto que los 20 más pobres sólo el 4%. Respecto al papel, el 87% de la producción queda en los 20 países más ricos, y el 1% en los 20 más pobres. En cuatro décadas la renta de los 20 países más ricos casi se triplicó: alcanzó en el 2002 el nivel de US$ 32,339 por persona. En los 20 países más pobres creció sólo el 26%, para llegar a los US$ 267.

En todo el mundo, se calcula que las personas que trabajan suman unos 2800 millones. La cuarta parte recibe, como máximo, US$ 1 al día. En nuestro país casi la mitad de los trabajadores está en negro, modalidad informal que indica mayor índice de pobreza. El informe también indica que la falta de educación es la responsable del 50% de la desigualdad. La diferencia media de salario entre una persona con carrera superior y una sin estudios es del 100%.

En Argentina el 10% más rico posee una renta 28 veces superior a la que ganan el 10% de los más pobres.

Existen tres factores que contribuyen a profundizar el abismo entre ricos y pobres: por un lado el avance tecnológico que conlleva al menosprecio de la mano de obra (cuanto más avanzada es la tecnología, menos empleos genera). Por el otro la búsqueda del lucro excesivo, empresas multinacionales que buscan por todo el mundo quién pueda trabajar más y ganar menos. El tercer factor es la falta de capacitación y educación.

El índice de desarrollo humano

El Índice de Desarrollo Humano (IDH) fue creado en 1990 a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El objetivo es poder medir los progresos generales de un país en tres dimensiones básicas del desarrollo humano. El IDH reduce los tres indicadores básicos (salud, educación y economía) a un valor que indica la distancia que el país tiene que avanzar hasta llegar al máximo posible. Este índice va de 1 (el mejor) a O (el peor). Un balance general demuestra que de los 162 países de los cuales se calculó el IDH, 48 están en la categoría de alto desarrollo humanó, 78 en la categoría mediana y 36 en la categoría baja.

Los países que ofrecen los mejores puntajes en la clasificación del IDH son desarrollados: Noruega (0,939), Australia (0,936) y Canadá (0,936). A partir de allí se ubican los demás países y en los últimos lugares de la lista aparecen Burundi (0,309), Níger (0,274) y Sierra Leona (0,258). La Argentina ocupa a nivel mundial el lugar 34 con un valor del IDH de 0,842.

Los países que más invierten en conocimiento lideran el índice de desarrollo.


La Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT), a su vez, mide la inversión en investigación y desarrollo (I+D), o sea el proceso de inteligencia científica que permite lograr mayor valor agregado a empresas innovadoras y generar crecimiento social. Los EE.UU. y Canadá) encabezan el ranking, con una inversión en I+D de entre el 34% y el 41% del total mundial; siguen Asia y Europa con 31% y el 32% respectivamente.

Hace unas décadas, 8 de cada 10 personas de extrema pobreza eran asiáticas; hoy 7,5 de cada 10 pobres son africanos. En la actualidad China, es la cuarta economía del mundo, superó en 2006 a Japón en su inversión en I+D, con el 1,3% de su enorme PBI.

En los últimos 25 años redujo su pobreza un 42%. La Argentina, en 1995, aportaba el 11,3% del total del I + D de América Latina, en 2004 bajó al 6,5%. Estos datos demuestran que para poder progresar económicamente, primero se debe invertir en capacitación.


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