
Gestionverde
Por Alejandro Chitrángulo
LA CONTAMINACIÓN DE LAS BOTELLAS
El factor fundamental que intensifica el deterioro ambiental de la ciudad es el mal manejo de los residuos sólidos, aún no existen los mecanismos apropiados para eliminar la basura y evitar que se generen basurales a cielo abierto en donde proliferan las emisiones tóxicas. Los habitantes de Lanús, al igual que en cualquier ciudad del mundo, generamos cientos de toneladas mensuales de residuos. Nuestro sistema social cada vez mas consumista, nos impulsa a la inexorable degradación ambiental. La cultura del desechable a logrado imponer la comodidad por sobre la cordura y el raciocinio. Uno de los principales objetivos de nuestra sociedad actual es conseguir las más altas cuotas de comodidad posibles, nunca vistas en alguna otra época de la humanidad. Nos convertimos en una generación que no tiene empacho en acabarse todos los recursos del planeta en pos del supuesto bienestar que genera el consumo descontrolado.
Hace menos de cinco décadas, nuestros padres, realizaban las compras en el almacén o la panadería, transportando los productos en la bolsita de tela. El sifón era de vidrio al igual que todos los embases de bebidas, los pañales eran reutilizables y el lechero repartía su producto en una simpáticas botellitas verdes que hacían miles de viajes de recarga durante su vida útil.
Estas altas cuotas de comodidad suelen tener un costo medioambiental bastante elevado. Un oceanógrafo estadounidense alertaba hace pocas semanas sobre el rápido crecimiento de una inmensa mancha de basura flotante detectada en el Pacífico, con un tamaño actual superior a los Estados Unidos, al que acertadamente bautizaba como “sopa de plástico”. Esta gigantesca acumulación de desperdicios resulta que está formada básicamente por partículas de plástico despedazadas por acción del agua y del sol, pero que sin embargo han conseguido formar una densa capa de basura que en algunas partes llega a los 30 metros de profundidad. Esta brutal acumulación, cifrada en torno a unos 100 millones de toneladas, probablemente se hayan concentrado ahí por acción de las corrientes marinas y resulta imposible de limpiar, dada su magnitud. No afecta sólo al ecosistema, también trastoca la cadena alimenticia, ya que la vida marina ve como estas partículas de plástico entran directamente a formar parte de su dieta diaria.
Acciones directas para frenar la contaminación
Gracias al reclamo de cientos de activistas e instituciones ambientalistas y teniendo en cuenta el daño que produce al medio ambiente el plástico mal descartado, muchas ciudades de mundo impulsaron normativas para lograr controlar la innecesaria utilización de tanta bolsa plástica. Incluso y aunque no lo crea, la provincia de Bs. As. Tiene una nueva ley que fomenta la utilización de bolsas oxi –biodegradables y reutilizables. La ley esta en plena vigencia, pero en muchos municipios no se enteraron.
Con la sabia intención de frenar esta descontrolada proliferación de basura plástica los residentes de Concord, Massachusetts votaron a favor de prohibir la venta de toda el agua embotellada, convirtiéndose en la primera ciudad del mundo en adoptar esta medida. El esfuerzo fue dirigido por Jean Hill, una activista de 82 años de edad, quien cabildeó con vecinos y funcionarios por igual sobre las consecuencias del exceso de botellas de plástico en los rellenos sanitarios y como contaminan las aguas locales. “Todas estas botellas descartadas están dañando nuestro planeta, causando acumulaciones de basura en los océanos lo cual daña a los peces, y generan mayor contaminación en nuestras calles”, dice Hill.” Este es un gran logro por ser la primera ciudad en hacerlo. “Se trata de hacer frente a una injusticia”.
Más de 100 ciudades en todo Estados Unidos ya prohíben el gasto de la ciudad en este producto.
Por otra parte El Concejo de la Ciudad de Toronto acaba de prohibir la venta de agua embotellada en botellas de plástico en todos los locales de la ciudad a partir de julio de 2011. Hasta ahora 17 ciudades en 5 provincias canadienses han prohibido el uso de botellas plásticas, mientras que otras 45 ciudades están estudiando imponer la misma restricción.
Los turistas que visiten este invierno el conjunto arqueológico de Machu Picchu y sus alrededores no podrán comprar ni consumir bebidas en envases desechables.
La supuesta seguridad del agua embotellada
Los fabricantes de agua embotellada sostienen que se trata de un producto muy saludable, seguro y conveniente que los consumidores utilizan para mantenerse hidratados. Pero algunos estudios indican que el agua embotellada no es tan segura. Según informes recientes, el agua almacenada en botellas de plástico durante 10 semanas suele mostrar signos de lixiviación de ftalatos. ¡Los ftalatos bloquean la testosterona y otras hormonas! Y tengamos en cuenta, mientras que los ftalatos en el agua del grifo se regulan, este reglamento no existe en absoluto para el agua embotellada. Beber agua embotellada cuesta, en promedio, entre 500 y 1.000 veces más caro que, simplemente, tomar agua de la canilla. Este consumo crece en el mundo a un ritmo de 12% anual, pero en la Argentina esa cifra es aún mayor: según datos de la consultora CCR, en 2009, los argentinos gastaron, sólo en agua mineral, un 29% más que en 2008.
Como si fuera poco el 40 % de las aguas embotelladas proviene directamente del grifo.
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